viernes, 22 de abril de 2011

Trillada esclavitud



Photocredits: Jeffrey Michael Harp

¿Qué sentido tiene? ¿Qué sentido tiene estar corriendo detrás del tiempo si sabes que nunca lo alcanzarás? No entiendo. Últimamente no estoy entiendo nada. Pensé que me estaba acercando al deseado equilibrio pero parece que estoy más lejos que nunca.

Tal vez la mayor culpa la tenga este mundo. Esta sociedad. No paras tú ¿no? Sigues y sigues. Ni siquiera te detienes a pensar si lo que estás haciendo está bien, ni siquiera por un maldito segundo. No descansas. Nos saturas. Me saturas.

Que cada segundo cuenta…

Que no crecemos si perdemos el tiempo…

Blah. Blah y más blah.

Esto no puede estar bien ¿o sí? Esto no puede ser una buena vida, no puede.

¿Qué pasa si no quiero vivir como tú vives? Me siento una esclava. Una esclava de tu dictadura. ¿Dónde quedó la libertad? ¿La habré tenido sostenida en mis manos alguna vez? ¿La habré conocido alguna vez? La pared parece tan mortal como la espada ¿Dónde quedó la libertad? Nunca me había sentido así, tan consciente de su dictadura disfrazada de libertad. El futuro me tiene presa. No tengo el pasado. No tengo el presente; pero sí tengo el futuro que aún no viene, que aún no existe. No tengo nada.

No es la primera entrada en donde hablo sobre la huída constante del tiempo y de lo cuánto me angustia esto. Parece que nunca me acostumbraré, que nunca lo aceptaré. Es que simplemente no puedo. No puedo vivir así. Caramba, ni siquiera puedo disfrutar del placer de la comida en las mañanas, ni en las tardes. Esto no puede estar bien.

Para las personas controladoras como yo, su deseo más grande creo que llegaría ser controlar el tiempo. He soñado miles de veces tener un reloj de esos que congelan el paso de los segundos. Caminar por los jirones y ver lo estático que está todo. Saber que puedes hacerlo cuando quieras. ¿No sería perfecto? Me parece algo totalmente imposible de hacer pero dicen que nada es imposible. ¿Algún día lo llegarán a hacer? ¿Algún día podremos ser amigos del tiempo? Tal vez no sea física para ese entonces.

¿Y tú? Sigues y sigues. Nos agotas y nos desesperas. ¿En qué momento te convertiste en esto? Sé que tuvimos mucho que ver, pero también sé que podríamos terminar con este círculo vicioso que se alimenta de nuestras fuerzas cada día. ¿Qué tal si paramos? ¿Por favor? Necesito un respiro. Esto no se trata de los estudios, de las tareas y de los exámenes. Para nada. Esto se trata de la vida. ¿Ésta es la vida que queremos? ¿Por aquí, por allá pero en ningún lado realmente? Estamos tan preocupados por llenar ese futuro ficticio que no disfrutamos lo físico del hoy.

Me siento presionada por terminar esto; tengo clases. Carajo, ni siquiera tengo tiempo para escribir y liberar algunas palabras en este mundo. De algo estoy segura, esto no es lo que quiero. Quiero la melodía silenciosa junto a mí. Que me acompañe a cada rincón. Que me respire. Que me desnude. Que me sienta. Que me viva. Quiero sentirme vivir.

Encontré una pulsera roja en mi closet; esas de plástico que se pusieron de moda o están de moda, no lo sé. Nunca me fijé que llevaba la frase ViveIntenso gravada. La comencé a usar desde que la encontré pero hoy me di cuenta que no lo hago para nada, que no lo hacemos para nada. Es pura finta. O tal vez sea que nos la tomamos muy en serio, en el sentido que nuestra vida es intensa pero de deberes y preocupaciones de tal manera que pensamos que vivimos.

Pensamos.

No creo que esa vida forme alguna mínima parte del significado de la frase. ¿Será eso? ¿Será que nos hemos confundido en todo y hemos construido algo que tenemos terror de derrumbar?

¿Qué pasó con dar tiempo al tiempo? Comemos una tortilla, de repente volteamos y decimos qué es esto, cuándo pasó aquello. No sabemos si somos o fuimos. No sabemos si somos o seremos. Nos ahogamos en nuestras ganas de ganarle al tiempo, nos ahogamos y lo más triste es que no nos damos cuenta.

Trabajo. Trabajo. Trabajo. Trabajo. Trabajo. Es en lo único que pienso. Trabajo. Trillada esclavitud.

¿Quién dice que la esclavitud ya se abolió? Yo digo que está más presente que nunca, sólo que ahora tiene una máscara bonita y es amable. No seamos tontos. Cuando alguien se conforma con esta esclavitud del trabajo infinito, no sólo se condena él mismo sino también la condena de las posteriores generaciones. Y ahora vuelvo a preguntar ¿ésta es la vida que queremos?

¿Por qué carajo dejamos que nos tratan como marionetas? Tenemos poder pero creo que aún no lo sabemos.

Yo sólo quiero la melodía silenciosa junto a mí.

Por intentar un mundo mejor,

Adiós.

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