miércoles, 22 de diciembre de 2010

Inspiración limeña 4: ¿Navidad? Navimismo está mejor


¿Qué es lo primero que piensas cuando dicen la palabra Navidad? Seamos sinceros y admitamos que lo primero que piensas es en los regalos. No voy a generalizar esto, por lo que no voy a decir que todas las culturas del mundo piensen así. Tampoco estoy diciendo que todos seamos así, deben haber excepciones. Sin embargo, nuestra cultura, en la que vivimos tú y yo, la famosa cultura Occidental con su sistema económica capitalista nos ha transformado en algo realmente espantoso.

Somos unos monstruos y la peor parte, la más triste, es que ni siquiera nos damos cuenta.

Hemos transformada un día, una fecha, una ocasión tan especial en sólo materiales. Ya deberíamos saber, creo yo, que la parte más grandiosa del ser humano, la parte más hermosa también, está en su espíritu, en su alma, en su filosofía. Lamentablemente, en nuestros días el ser humano ha sido reducido al físico y a lo que compra, utiliza y lo que ‘necesita’ el físico en la realidad. Y por esto, poco a poco, estamos transformando todo en materiales. Fechas, familias, viajes, amigos, etc. Todo.

Hoy quería ir a Huaycán. Realmente quería. Quería ver, sentir y escuchar a esos niños que han nacido en circunstancias realmente difíciles. Darme cuenta que lo que yo vivo es lujo y que todos mis problemas se vean reducidos a nada a comparación de los suyos. Quería darles un poco de mi alegría de compartir mi tiempo con ellos. Quería mostrarles mi sonrisa y decirles que las cosas estarán bien, que sus sueños si se pueden hacer realidad y que pasarán una magnífica Navidad. Realmente quería. Pero no pude, me enfermé. Ahora mismo estoy hirviendo de fiebre pero ya me cansé de estar echada en mi cama. Mientras almorzaba vi una película: Amor por contrato. Me habían dicho de qué se trataba y me llamó mucho la atención, así que decidí verla. Fue una muy buena elección y si quieren verse reflejados en una película tienen que verla.

Yo me vi reflejada. No del todo, pero si en gran parte. Me di cuenta que soy parte de esta cultura extremadamente consumista. Me di cuenta que muchas veces yo me reduzco a cosas. Me vi reflejada cuando escuché “amo tus zapatos” ¿Cómo vamos a amar unos simples y físicos zapatos? De aquí nos damos cuenta de dos cosas. La primera que ahora “amamos” las cosas. Lo segundo que la palabra “amar” está valorizada en un -100%.

Somos tan tontos que hemos transformado la navidad en eso, en regalos. No nos hemos dado cuenta que las empresas hacen lo que quieren con nosotros; y si nos hemos dado cuenta, no hemos hecho nada al respecto. Cada año sacan nuevos modelos de celulares; cada temporada sacan nuevos modelos de ropa, de carteras, de zapatos, etc.; cada año sacan nuevos modelos de computadoras y laptops. No voy a discutir si eso está bien o está mal pero lo que voy a decir es que nos comportamos exactamente como piensan que nos comportaremos. Nos estudian y nos conocen. Sé que es parte del sistema económico, vender y vender; pero creo que debemos parar por un momento y pensar si todo eso nos está afectando; realmente afectando.

¿Cómo será dentro de 100 años? (Claro, si todavía existimos y no hemos transformado este planeta en un basural) Qué diremos cuando nos pregunten ¿Quién eres? Diremos “Hola, soy celulares y carros deportivos” o “¿Cómo estás, muebles?” ¿Acaso nos veremos reducidos a lo que tendremos? ¿Acaso ya nadie te dirigirá la palabra si no tienes las cosas de última generación?

Una vez me hice estas preguntas: ¿Qué eres sin cosas? ¿Qué has logrado? ¿Qué sería que te despojen de todo lo que tienes y aprecias? ¿Con qué te quedarías si no tiene hogar ni ropa ni muebles ni ipod? ¿Qué eres? ¿Quién eres? ¿Tus amigos te seguirían queriendo si no tienes lo que tienes?

Luego de esto me di cuenta que en verdad era materialista. Aún lo soy y lo acepto. Claro que hay niveles. En ese entonces me consideraba una materialista media. Ahora me considero una materialista baja. Estoy mejorando pero fue porque me di cuenta y lo acepté. ¿Pero que se suponía que tenía que ser si desde que eres un niño te meten en la cabeza que la felicidad está en lo que tienes o en lo que puedes comprar?

Me da lástima la gente que aún piensa que la felicidad está en el dinero, la fama y las cosas. En serio me da lástima. Esa clase de personas son tan pobres como los que no tiene nada, aunque yo diría que más. Son tan pobres de exterior como de interior.

Este verano quería trabajar para ganar mi propio dinero y no depender de mis padres, pero luego me encapriché en que no quería trabajar. Y fue porque sentí que si trabajaba dejaba de ser una chica de 18 años y pasaba a ser una de 50. Sentí que si ganaba mi propio dinero me iba a olvidar de todas las cosas que quiero cumplir, de mis deseos que se podrían volver realidad. Justo hoy estaba conversando con un amigo y me decía que debería crearse un grupo en Facebook llamado: “Yo también quería cambiar el mundo pero luego crecí y me olvidé” ¿Acaso no es cierto? Yo pienso que a la mayoría de personas le pasa eso. A las personas, claro, que tienen las suficientes oportunidades para vivir una vida normal. Nacen, crecen, estudian, quieren salvar al mundo, empiezan a trabajar, se casan, tienen hijos y PUMP! Se acabó. Como viven tan bien, se olvidan de lo que querían cambiar. Como ya no dependen de nadie, ya no piensan en otros tal vez más allá de su familia y amigos. No digo que tener una vida así esté mal pero creo que podría ser mejor si esos deseos de cambiar y salvar al mundo se hubieran hecho realidad. Y por esto tampoco quería trabajar. Tengo tanto miedo que eso me pase a mi. Por favor, por favor, por favor Dios que no sea así.

Sé que me he ido un poco del tema de la navidad y el consumismo pero creo que era necesario decir todo lo que tenía en mente.

Ahora pregunto: ¿Qué es navidad? ¿Jesús? ¿Dios? ¿Compartir? ¿Honestidad? ¿Amor? ¿Compasión? ¿Sufrimiento? No soy creyente de la religión Católica por lo que no puedo decir que es Jesús o cualquier otra cosa; pero lo que sí puedo decir es lo que no es navidad. Estoy segura que navidad no es consumismo. Navidad no es egoísmo. Navidad no es el pavo, por más rico que sea. Navidad no es panetón, por más delicioso que sea con mantequilla. Navidad no es violencia ni guerra. Navidad no es el árbol de navidad. Y la lista continúa.

¿Qué es lo que vamos a celebrar entonces? Yo, por mi parte, sólo pido un momento feliz y sincero con mi familia. Sólo pido por una noche que todas se sientan cómodos por estar donde están y así pasar un momento para recordar. Es lo único que pido. Sinceramente, no he pedido nada por navidad. Nada material claro, aunque si un rico pavo cuenta tal vez si haya pedido algo. El punto es que sí quiero que me compren cosas. Quiero ropa para el verano, quiero una cámara, quiero unas sandalias, quiero, quiero y quiero. Pero por más que las tenga o no seguiré siendo yo, con mi misma vida, con mis mismas metas, con mi misma realidad. Ésa es la clave: que las cosas materiales vengan y se vayan pero que nunca sean parte de nuestro ser.

Entonces ¿qué es lo que vas a celebrar el 25 de Diciembre?

Les deseo toda la paz en esta Navidad ♥

P.D.: Navimismo es una palabra que creé combinando las palabras Navidad y consumismo. ¿Qué puedo decir? Tengo un poco de locura en la mente, o tal vez mucha.

martes, 21 de diciembre de 2010

Inspiración limeña 3: Luchar nosotros por nosotros; siempre hay una luz.




Desunión

Corrupción

Materialismo

Odio

Injusticia

Guerras

Drogas



Negativas. Todas ellas son cosas realmente negativas. Cada una de ellas me enciende como si estuviera hecha de material increíblemente inflamable y me dan ganas de destruir el mundo. Me hacen sentir una impotencia del tamaño del universo. Me hacen pensar. Me hacen llorar. Me hacen gritar. Me gustaría que el mundo sea un dibujo de lápiz, sostener un borrador y así deshacerme de lo no deseado. Deshacerme del sufrimiento, deshacerme del mal.

Pero la verdad es que por más que llore, por más que grite, ninguna de ellas irá desapareciendo y ninguna situación irá mejorando. La verdad es que ninguno de estos problemas se resolverán de la noche a la mañana. La verdad es que todo seguirá igual hasta que nosotros lo permitamos. ¿Acaso no nos damos cuenta que nosotros tenemos el poder? ¿Acaso no nos damos cuenta que si todos somos uno, seremos una unidad imparable? ¿Por qué no dejamos de pensar sólo en nosotros y vemos un poco más allá?

Albert Einstein dijo una vez:

“Me gustaría hacer algo realmente grandioso y hermoso, pero debo comenzar haciendo las pequeñas cosas como si fueran grandiosas y hermosas”.

Sé que tal vez muchos de ustedes no vean la conexión entre lo anterior y la cita pero intento decir algo. Lo que intento decir es que esa es la clave para la humanidad. El problema es muy grande y grave, nunca podríamos resolverlos de una; sin embargo, lo que si podemos hacer es dividirlo. Hacer aquellas pequeñas cosas que como unidad podrían resolver el problema entero. Aquellas pequeñas cosas muchas veces no son grandiosas ni hermosas, muchas veces son sacrificios; pero miremos más allá, miramos el objetivo, la meta. ¿El mundo no sería mejor con un poco más de un unión y un poco más de compasión? ¿El mundo no sería un mejor lugar para todos? Por todo esto, aquellas pequeñas cosas son grandiosas y hermosas; y aumentan su valor si las hacemos con el corazón.

¿Por qué no construimos un nuevo mundo? ¿Por qué no construimos un mundo sin razas, sin guerras, sin violencia, sin materialismo, sin corrupción? ¿Por qué no construimos un mundo unido, libre, en armonía con la naturaleza, y que respete al igual? ¿Por qué no?

Los seres humanos tenemos esta debilidad de olvidar lo que es el dolor. Cuando alguien sale de aquella fase, y es porque ha tenido suerte, después de unos meses el tiempo cumple con su función y él olvida. Las cosas se mejoran y cuando vemos a alguien en la misma situación que tuvimos que pasar, ya en días pasados, son muy pocas las personas que realmente consideran ayudarlo. La mayoría olvida completamente lo que es el dolor; algunos todavía lo recuerdan turbiamente.

Pero creo que peor que olvidar el dolor es ignorarlo. ¿No hacemos eso constantemente? ¿No somos indiferentes a las miles de muertes a cada minuto de los lugares más pobres del mundo? ¿No somos ignorantes a los problemas de aquellas personas que no tienen las mismas oportunidades que tú o yo para salir de la pobreza? Yo creo que el primer gran paso que podemos dar es cuando comenzamos a pensar en toda esa pobre gente cuya dosis de todos los días son esos problemas. Cuando nos comiencen a importar, el mundo ya comenzará a ser otro.

Nada es imposible. Y sé que es otra frase muy comercial, prostituta y que ya como muchas otras ha perdido mucho valor pero es completamente cierta. Nada es imposible, no hay qué nos frene a aspirar y lograr un mundo mejor.

Llámenme ilusa. Llámenme inocente. Llámenme soñadora. Pero como decía John Lennon: sé que no soy la única. Yo creo en tu corazón y en el amor que se encuentra allí. Yo creo que juntos podemos realizar cosas maravillosas; lo único que necesitamos es que te nos unas. Como escuché una vez: “El momento que dejamos de pelear por nosotros, ese es el momento que perdemos nuestra humanidad”. ¿Por qué no comenzamos a vivir como humanidad que somos?

¿Por qué no dejamos nuestras diferencias? ¿Por qué no aceptamos que somos seres humanos y como tales somos imperfectos y que no podemos controlar casi nada? ¿Por qué no aceptamos que si seguimos en el camino donde estamos nos estamos dirigiendo, forzando a muchos, a un callejón sin salida?

Para avanzar tenemos que perdonarnos. Tenemos que perdonar nuestras imperfecciones y aceptar que seguiremos cometiendo errores sólo que ahora si nos importarán si los errores afectan a terceros.

Sé que todos esos problemas me hacen querer sacudir el mundo hasta dejarlo sin ellos, pero no puedo hacer eso. Sé que a veces me siento tan impotente que me gustaría desaparecer a todos los protagonistas de esos problemas, pero no puedo hacer eso. Ni la guerra ni la violencia son la solución. ¿Por qué rebajarnos a tal nivel? ¿Matar gente para ayudar a la gente? Creo que queda claro que no está bien. En el Perú el terrorismo es un capítulo muy sangriento de nuestra historia pero que no podemos olvidar porque si no apoyamos a que se vuelva a repetir.

Hoy visité el sexto piso del Museo de la Nación y pude sentir el dolor al ver aquellas expresiones de sufrimiento. No fue justo y no es justo para ellos. ¿Por qué ellos tuvieron que sufrir? ¿Por qué ellos tuvieron que sufrir por la corrupción de unos pocos? ¿Por qué ellos tuvieron que sufrir si fuimos nosotros los que dejábamos que todos esos problemas continuaran?

Sé que hay mucha oscuridad hoy en día pero a pesar de ello siempre también hay una luz. Procuremos hacer aquellas pequeñas cosas mirando la luz. Con esperanza, luchemos nosotros por nosotros.

Paz.

P.D.: Ninguna foto es mía. Le pertenecen a sus autores y a la historia. Las pueden encontrar en el sexto piso del Museo de la Nación.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Inspiración limeña 2: Lugar sin espacio


Ni siquiera recuerdo dónde tomé esta fotografía.

El miércoles estuve por muchos lugares. Recorrí muchas calles. Caminé por muchas veredas. Observé y observé. Miré el cielo y la tierra. Escuché muchas voces, muchos carros, mucha ciudad. ¿La inspiración? No estaba. Por alguna razón no estaba.

Aún no está. Desde ese día no he vuelto a ir a ningún lugar realmente. ¿Miedo? Tal vez. ¿Qué pasa si la inspiración limeña no existe?

Crisis.

Creo que las raíces de los problemas son, fueron y tal vez serán mis malditas expectativas. Siempre tan altas, tan altas que la realidad, la pobre realidad, no puede complacerme. Siempre espero que todo sea tan espectacular que ni siquiera la vida en el cielo es tan espectacular. ¿Cuál es el resultado? Un ser, mi ser, perdido y decepcionado.

Creo que en parte un poco de culpa la tiene mi visión. Estoy tan acostumbrada de identificar problemas que ahora creo que es lo único que veo. Y eso fue lo que me pasó el miércoles: no vi nada más que problemas; es decir, una Lima jodida.

Crisis.

El jueves vi una película sin planearlo. Fui a la casa de una buena amiga mía y la película que estaba bajando se completó y dijimos ¿por qué no? Se llamaba Love happens. No voy a mentir, no fue impresionante pero algo se me quedó; espero que para siempre. La película se desarrolló en la ciudad de Seattle, una ciudad ruidosa pero nunca tanto como Nueva York. El escritor los llevó afuera de un edificio y se pararon frescamente en medio de la pista. Él comenzó a preguntar a la gente qué es lo que veían y escuchaban. La gente empezó a responder: “muchas bocinas”, “muchos edificios gigantes”, “mucha bulla”, “una sirena de una ambulancia”, “un policía pasando”, etc. Luego los llevó al último piso del edificio donde habían salido y preguntó: “¿Qué es lo que ahora ven y escuchan?”. La gente respondió: “Una hermosa vista de la cuidad”, “Silencio”, “Edificios pequeños o del mismo tamaño”, “Puedes ver el lago y el mar”, etc. Él terminó diciendo: “¿Ven? Es el mismo lugar, el mismo espacio, la misma ciudad. ¿Qué es lo que cambió? La perspectiva. Todo depende de la perspectiva que le den a las cosas, todo depende de la perspectiva que le den a su vida.”

Tal vez tenga que cambiar mi perspectiva. Tal vez tenga que cambiar de visión. Comenzar a mirar a la misma ciudad, a la misma gente, a los mismos lugares con el corazón y no tanto con la mente. Dejarme llevar. Pero es tan difícil. Este mundo, este país, esta ciudad son tan complicadas. Y mi miedo es otro factor importante. Tengo miedo que me roben, que me asalten, que me rapten. Y me da tanta cólera que la mayoría de hombres en Lima sean tan predecibles. Carajo, ¿no puedo caminar tranquila por la calle sin que nadie voltee con una cara morbosa?

Esta “aventura” es más un desafío. Me detesto. ¿Por qué yo misma me pongo en situaciones tan difíciles? Es el dilema de mi vida: yo misma me complico la vida. Pero no creo que haya un ser humano más tonto que yo.

Bueno, creo que exageré las cosas en el párrafo anterior. No me detesto y lo voy a cumplir. Así soy yo. Por más difícil que sea un desafío tengo que hacerlo, así que lo terminaré. Tengo que.

Fe. Tengo que aprender a comenzar a creer en esa fe de la que tanto hablo. Las cosas saldrán bien. Así es pues como me he estado sintiendo estos días; un poco confundida. A pesar que recorrí muchas calles, caminé por muchas veredas, observé y observé, miré el cielo y la tierra y escuché muchas voces, muchos carros, mucha ciudad no estuve en ningún lugar o mejor dicho, estuve en un lugar sin espacio.

Espero realmente escribir algo muy hermoso pronto.

Adiós y paz.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Inspiración limeña 1: un Barranco metamorpheado



Hoy comenzó la aventura. Ayer, mientras veía El último Samurai, me di cuenta de lo que había prometido. ¿30 días? ¿30 lugares diferentes? ¿En qué me he metido? Sin duda, no sabía de lo que estaba hablando, pero al ver la dificultad del desafío lo hacía más provocativo aún.

Así comencé este día. Con muchas ansias e inseguridad; pero también con muchas ganas de descubrir donde iba a fotografiar. Así es; no tenía idea a donde iba a ir. Sólo sabía que íbamos a Barranco.

Tomamos la 35 en Aviación, la “Machu Picchu”, con dirección hacia el Oeste. Bajamos en el “parque”. Primera visita: el puente de los suspiros. Creo que tenía expectativas muy altas poruqe cuando lo vi y caminé en el, por alguna razón la magia que pensé que iba a sentir no estaba. Tal vez influyó el clima o tal vez los tipitos que estaban por ahí ofreciéndote fotos y comida. ¿Esto es? ¿Este es el famoso puente de los suspiros?, dije. Estaba solitario y gastado. Yo lo recordaba como un puente imponente y largo; lo que encontré fue un puente sucio y muy corto. Yo recordaba que era muy alto; lo que encontré fue un puente muy bajo y con casas alrededor. Fue raro asimilar que la magia no estaba. Pero ¿por qué? Tal vez porque tantas personas, durante tantos años, se han ido llevando pedacitos de lo que lo hacía especial, poco a poco; dejándolo desnudo. Tal vez. ¿Estaba desilusionada? Debo admitir que sí. Yo recordaba un barranco grande con aura roja pero encontré algo un poco diferente.

Le dije que más había por ver. Caminamos alejándonos de aquel puente con gente extraña. Y encontramos una calle con unos grafitis realmente interesantes. A Mariátegui fue a quien le tomé la primera fotografía. En la mañana había pensado en él y en su revolución socialista dirigida por el proletariado. Debo admitir que era un buen político y un buen escritor. Gracias Mariátegui, por tus intentos de desjoder al Perú. El segundo grafiti me atrajo, me envolvió por su extrañes. La verdad es que no sabía lo que significaba the disabled (los discapacitados) y no sabía que tenía que ver una mujer ahí. Aún no lo entiendo pero tiene algo especial. “Qué miras mongo” es el tercer grafiti; divertida frase como las que encuentras en las carpetas o en las puertas de los baños que dicen: “Si lees esto, eres un estúpido” o “si lees esto es porque estas completamente aburrido como yo”. Cuarto pero no menos importante; calaveras bailando y gritando con la música de su amigo, calavera también. Según Enrique Guillén son calaveras porque la música de hoy es basura, o algo así era.

Seguimos caminando y Enrique dice: “la gente de esta época no muere porque ya está muerta”. La había leído en una pared de madera provisional de una construcción. Junto a ese grafiti había otro tres más que los podran apreciar abajo. ¿No les parece que esa frase es muy válida? Por lo menos para mí sí; pero no diría todos, diría casi todos. Porque así como te encuentras con personas llenas de vida, te encuentras con personas completamente vacías y muertas; lamentablemente son la mayoría de personas. Yo creo que esto se debe a que pensamos que algo exterior nos hará sentir feliz. Estamos tan preocupados de encontrar ese algo que nuestro interior se va vaciando y no nos damos cuenta. Al final… somos cascarones. ¿Quieres ser un cascarón? ¿O ya lo eres? Creo que son preguntas que debemos hacernos a menudo para evitarlo o irnos reparando. Esta frase me acompañará siempre.

Enrique me llevó a un lugar hermoso. Se encontraba en un condominio pero nos colamos. Los dos sentíamos que estábamos violando las reglas; pero qué sensación tan excitante. Podíamos ver el mar pero no teníamos alguna cerca o algún muro que nos impusiera barrera. Era la tierra, un tronco, dos helados y el mar juntos a nosotros. Ninguna fotografía podía captar lo hermoso que era, por eso no muestro ninguna.

Luego regresamos al puente y la gente rara que ofrecía comida seguía ahí. ¿Acaso no se dan cuenta que malograban mi día? Los odiaba. Quería volverlos invisibles. Creo que después de un tiempo se dieron cuenta que los queríamos muy lejos de nosotros y lo hicieron, felizmente. Caminamos sobre el puente conteniendo la respiración y al final suspiramos cuando llegaba su final. Dicen que al hacerlo vas a conocer al amor de tu vida, no se si creerlo. Y asi , un poco de su magia volvió de repente. Nos sentamos debajo de aquel puente y tomé esta fotografía que me encanta.

Para terminar nuestra travesía por aquellos rincones de Barranco fuimos al “parque de Barranco” donde la antigua feria del Trigal se estaba instalando. Detrás de cada stand había un grafiti. Los tres mejores los junté en una sola pieza. La segunda me hizo recordar mucha al fallecido pulpo Paul. Comencé a cantar el reggaetón del pulpo Paul mientras tomaba la foto: “Pulpo Paul, me dices lo que va a pasar…” “Si fuera un pulpo, sería Paul; y si sería pulpa, sería de mango”. Divertidísimo. Si quieren búsquenla en Youtube, la encontrarán. Pero mi favorita es la tercera. Siento que expresa el furor que siento casi persistentemente. Siente que expresa el grito mudo que emito al mundo. Siento que me siente.

A fin de cuentas; fui a Barranco por rosas pero encontré orquídeas. Es decir, que esperaba encontrar el Barranco de siempre pero en lugar de eso encontré un Barranco metamorpheado sorprendente. Si encontraba todo como lo recordaba tal vez no me hubiera inspirado así. Esto comprueba lo que siempre dicen: las cosas están sometidas a un cambio persistente, pero depende de cada uno si queremos verlos como cambios buenos o malos. Yo creo que mientras veamos más los cambios buenos, veremos la vida lo mejor que podemos. Por lo que fue una inspiración limeña al 100%.

Este fue pues mi primer viaje de treinta. Increíble, sin lugar a dudas. Sólo quedan 29. El miércoles me espera otro, con otro interesante acompañante. Viajaré por el metropolitano, esa idea me encanta.

Adiós y paz.