lunes, 13 de diciembre de 2010

Inspiración limeña 1: un Barranco metamorpheado



Hoy comenzó la aventura. Ayer, mientras veía El último Samurai, me di cuenta de lo que había prometido. ¿30 días? ¿30 lugares diferentes? ¿En qué me he metido? Sin duda, no sabía de lo que estaba hablando, pero al ver la dificultad del desafío lo hacía más provocativo aún.

Así comencé este día. Con muchas ansias e inseguridad; pero también con muchas ganas de descubrir donde iba a fotografiar. Así es; no tenía idea a donde iba a ir. Sólo sabía que íbamos a Barranco.

Tomamos la 35 en Aviación, la “Machu Picchu”, con dirección hacia el Oeste. Bajamos en el “parque”. Primera visita: el puente de los suspiros. Creo que tenía expectativas muy altas poruqe cuando lo vi y caminé en el, por alguna razón la magia que pensé que iba a sentir no estaba. Tal vez influyó el clima o tal vez los tipitos que estaban por ahí ofreciéndote fotos y comida. ¿Esto es? ¿Este es el famoso puente de los suspiros?, dije. Estaba solitario y gastado. Yo lo recordaba como un puente imponente y largo; lo que encontré fue un puente sucio y muy corto. Yo recordaba que era muy alto; lo que encontré fue un puente muy bajo y con casas alrededor. Fue raro asimilar que la magia no estaba. Pero ¿por qué? Tal vez porque tantas personas, durante tantos años, se han ido llevando pedacitos de lo que lo hacía especial, poco a poco; dejándolo desnudo. Tal vez. ¿Estaba desilusionada? Debo admitir que sí. Yo recordaba un barranco grande con aura roja pero encontré algo un poco diferente.

Le dije que más había por ver. Caminamos alejándonos de aquel puente con gente extraña. Y encontramos una calle con unos grafitis realmente interesantes. A Mariátegui fue a quien le tomé la primera fotografía. En la mañana había pensado en él y en su revolución socialista dirigida por el proletariado. Debo admitir que era un buen político y un buen escritor. Gracias Mariátegui, por tus intentos de desjoder al Perú. El segundo grafiti me atrajo, me envolvió por su extrañes. La verdad es que no sabía lo que significaba the disabled (los discapacitados) y no sabía que tenía que ver una mujer ahí. Aún no lo entiendo pero tiene algo especial. “Qué miras mongo” es el tercer grafiti; divertida frase como las que encuentras en las carpetas o en las puertas de los baños que dicen: “Si lees esto, eres un estúpido” o “si lees esto es porque estas completamente aburrido como yo”. Cuarto pero no menos importante; calaveras bailando y gritando con la música de su amigo, calavera también. Según Enrique Guillén son calaveras porque la música de hoy es basura, o algo así era.

Seguimos caminando y Enrique dice: “la gente de esta época no muere porque ya está muerta”. La había leído en una pared de madera provisional de una construcción. Junto a ese grafiti había otro tres más que los podran apreciar abajo. ¿No les parece que esa frase es muy válida? Por lo menos para mí sí; pero no diría todos, diría casi todos. Porque así como te encuentras con personas llenas de vida, te encuentras con personas completamente vacías y muertas; lamentablemente son la mayoría de personas. Yo creo que esto se debe a que pensamos que algo exterior nos hará sentir feliz. Estamos tan preocupados de encontrar ese algo que nuestro interior se va vaciando y no nos damos cuenta. Al final… somos cascarones. ¿Quieres ser un cascarón? ¿O ya lo eres? Creo que son preguntas que debemos hacernos a menudo para evitarlo o irnos reparando. Esta frase me acompañará siempre.

Enrique me llevó a un lugar hermoso. Se encontraba en un condominio pero nos colamos. Los dos sentíamos que estábamos violando las reglas; pero qué sensación tan excitante. Podíamos ver el mar pero no teníamos alguna cerca o algún muro que nos impusiera barrera. Era la tierra, un tronco, dos helados y el mar juntos a nosotros. Ninguna fotografía podía captar lo hermoso que era, por eso no muestro ninguna.

Luego regresamos al puente y la gente rara que ofrecía comida seguía ahí. ¿Acaso no se dan cuenta que malograban mi día? Los odiaba. Quería volverlos invisibles. Creo que después de un tiempo se dieron cuenta que los queríamos muy lejos de nosotros y lo hicieron, felizmente. Caminamos sobre el puente conteniendo la respiración y al final suspiramos cuando llegaba su final. Dicen que al hacerlo vas a conocer al amor de tu vida, no se si creerlo. Y asi , un poco de su magia volvió de repente. Nos sentamos debajo de aquel puente y tomé esta fotografía que me encanta.

Para terminar nuestra travesía por aquellos rincones de Barranco fuimos al “parque de Barranco” donde la antigua feria del Trigal se estaba instalando. Detrás de cada stand había un grafiti. Los tres mejores los junté en una sola pieza. La segunda me hizo recordar mucha al fallecido pulpo Paul. Comencé a cantar el reggaetón del pulpo Paul mientras tomaba la foto: “Pulpo Paul, me dices lo que va a pasar…” “Si fuera un pulpo, sería Paul; y si sería pulpa, sería de mango”. Divertidísimo. Si quieren búsquenla en Youtube, la encontrarán. Pero mi favorita es la tercera. Siento que expresa el furor que siento casi persistentemente. Siente que expresa el grito mudo que emito al mundo. Siento que me siente.

A fin de cuentas; fui a Barranco por rosas pero encontré orquídeas. Es decir, que esperaba encontrar el Barranco de siempre pero en lugar de eso encontré un Barranco metamorpheado sorprendente. Si encontraba todo como lo recordaba tal vez no me hubiera inspirado así. Esto comprueba lo que siempre dicen: las cosas están sometidas a un cambio persistente, pero depende de cada uno si queremos verlos como cambios buenos o malos. Yo creo que mientras veamos más los cambios buenos, veremos la vida lo mejor que podemos. Por lo que fue una inspiración limeña al 100%.

Este fue pues mi primer viaje de treinta. Increíble, sin lugar a dudas. Sólo quedan 29. El miércoles me espera otro, con otro interesante acompañante. Viajaré por el metropolitano, esa idea me encanta.

Adiós y paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario