sábado, 20 de noviembre de 2010

Aura peruana


Quiero alegría, quiero euforia en el Perú.

Aura se podría describir como ese campo que irradian las personas y/o objetos. Además, el aura muestra el verdadero estado interior de las personas, refleja el verdadero estado del alma. Para mí, también se podría hablar del aura de un país o el aura del mundo; o hasta incluso más grande: el aura del universo.

En este caso: el aura peruana. ¿De qué color sería? Difícil, la verdad. No sé si los hermosos paisajes coloreados influirían más que los rostros y los sentimientos de nosotros los peruanos. De lo contrario, sería indudablemente gris como suele ser el cielo de Lima. Aura gris, muy gris ¿no creen?

El pesimismo es algo casi innato, algo connatural de los peruanitos. Está presente es casi todo, por no decir todo. En un partido de fútbol, típico. En las desastrosas y mal organizadas elecciones, obviamente. El 28 de Julio, por lo menos yo. Cuando cantábamos el himno en mi colegio. Y así, ese pesimismo nos carcome tanto que llega afectar nuestras actividades cotidianas como tomar un micro: ‘No encontraré sitio’ o ‘me robarán, así que tengo que tener cuidado’.

Y ahora me pregunto: ¿por qué? ¿por qué tiene que ser así? ¿por qué ser peruano significa ser algo penoso, algo negativo, algo de lo que no podemos sentirnos orgullosos?

Entonces, ¿será verdad que estamos jodidos? ¿Cuándo sucedió? ¿Cómo sucedió? ¿En qué momento, entonces, se jodió el Perú? Como diría Vargas Llosa:

“Desde la puerta de La Crónica Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú? Los canillitas merodean entre los vehículos detenidos por el semáforo de Wilson voceando los diarios de la tarde y él echa a andar, despacio, hacia la Colmena. Las manos en los bolsillos, cabizbajo, va escoltado por transeúntes que avanzan, también, hacia la Plaza San Martín. El era como el Perú, Zavalita, se había jodido en algún momento. Piensa: ¿en cuál? Frente al Hotel Crillón un perro viene a lamerle los pies: no vayas a estar rabioso, fuera de aquí. El Perú jodido, piensa, Carlitos jodido, todos jodidos. Piensa: no hay solución.”

¿No hay solución? Sólo este fragmento nos demuestra que el pesimismo ha sido nuestro gran amigo década tras década, generación tras generación. ¿Qué les enseñamos a nuestros niños? ¿Que el Perú no tiene solución? El aura peruana es gris porque creemos, realmente creemos, que no hay solución y que las cosas siempre serán así. Nuestra aura muestra el estado interior de todas las personas que forman el país, muestra el estado podrido del alma ignorante del optimismo. Nuestra alma que muy joven mostró alguna luz que prometía solución se fue tornando gris con el transcurso del tiempo para permanecer así.

Yo soy pesimista con respecto al Perú; entonces ¿por qué tú no? Lo cierto es que la Historia nos apoya, la Historia está de nuestro lado. Ella nos sustenta y nos defiende. Pero ¿hasta cuándo? ¿hasta qué momento estaremos jodidos?

Nosotros somos el Perú. El Perú es nosotros. ¿Hasta qué momento estaremos jodidos? Hasta que el Perú lo permita, hasta que nosotros lo permitamos. Creo que la pregunta que tenemos que hacernos es “¿en qué momento me jodí?”, cuando lo sepamos sabremos qué problema resolver. Si cada uno resuelve el problema que jode al Perú cada vez más, este país sufriría una metamorphosis de la buena y no de la que hablé en una entrada anterior; una metamorphosis optimista capaz de cambiarlo todo.

De lo que respecta a mí, creo que me jodí cuando no me informé lo suficiente en las elecciones municipales. Me jodí. Y con eso jodí más al Perú. Fui irresponsable. Mi voto fue uno ignorante cuando marqué “Sí” para la aprobación del “Proyecto de Ley de Devolución del dinero del FONAVI a los Trabajadores que contribuyeron al mismo”. Me jodí. Y con eso jodí más al Perú. He ahí el problema. ¿Ven? No es muy difícil identificarlo. Con esto podemos salvar el futuro de nuestro no querido país. ¿Cuál es mi lección? Que ahora, para las elecciones presidenciales, tendré que informarme hasta por las puras para tomar una buena decisión y no dejarme llevar por las encuestas, malditas encuestas, ni por lo que diga la gente. Será un voto responsable e informado.

Quiero sentirme orgullosa. Quiero sentirme peruana. Quiero sentir este apetito por sus culturas, sus costumbres, sus comidas. La única forma de llegar a sentirlo es cambiar totalmente la perspectiva que nos enseñan desde muy pequeños. Tenemos que ser positivos, gente. Sé que suena un poco comercial y prostituto, pero es cierto. Mientras más tiempo creamos que este país estuvo, está y estará jodido; más tiempo alargaremos esta tortura.

Esta aura me come, me absorbe. No luché antes pero ahora sí. Estoy jodida, pero no más. No quiero más un Perú jodido. Quiero un Perú optimista y feliz de lo que es y no de lo que quiere ser. Quiero que todos seamos capaces de ver que el aura peruana puede ser roja (llena de vida), verde (llena de energía) y azul (llena de inspiración).

Entonces, ¿hasta qué momentos estaremos jodidos?

Depende de ti. Depende de mi.

Tu cambio podría significar el cambio del nuestro país jodido.

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