sábado, 6 de noviembre de 2010

“Whisper words of wisdom, let it be”


Nunca entenderemos la vida para vivir. La vida sólo puede ser entendida mirando atrás y debe ser vivida hacia adelante.


Hermosa. Hermosa es la semana que viene en la que no tendré tiempo ni siquiera para amarrarme las zapatillas en paz. Pero cada vez son menos horas para que acabe el martirio y se asome el sol.

Lo curioso es que cuando tengo un tiempo para pensar, para escuchar, para sentir, casi siempre me sumerjo en la tristeza. No sé si es porque estoy cansada y ese cansancio se confunde con mis tristes sentimientos y PAMP! Surge la cara triste. O es porque en realidad me siento muy insatisfecha.

¿Saben cuál es mi problema? ¿Mi único problema? Que me preocupo demasiado. Y cuando digo demasiado, es demasiado. Lo siento todo. Todo como si fuera mío. Como si me pasara a mí. Como si yo lo viviera. La tristeza del mundo la siento como si fuera mi vida. La tristeza del día la siento como si fuera parte de mí. Siempre quiero entenderlo todo “¿Por qué pasó esto? ¿Por qué no sucedió así? ¿Porqué las cosas son así? ¿Por qué la vida es así y no asá?” Y mi segundo problemas es que casi nunca entiendo nada. Y el tercero es que al querer entender tantas cosas que al final sigo sin entender, me siento intranquila, estoy ansiosa, ansiedad que nadie puede apaciguar porque al igual que yo, nadie tiene las respuestas.

“Cuentan que construyeron la vía férrea de los Alpes entre Viena y Venecia antes de que existiera un tren que pudiera realizar el trayecto, aun así lo construyeron, porque sabían que algún día llegaría el tren.”

Esta frase la escuché en la película “Bajo el sol de Toscana”. Y otra vez una simple película me salva el pellejo. Encontré la respuesta a todas mis preguntas: fe.

La verdad es que nunca sabremos porqué la vida es así o porqué nos comportamos a veces peor que animales. Pero ¿por qué preocuparnos tanto? No vale la pena porque mientras intentas encontrar respuestas, tu vida está sucediendo aquí y ahora. Corres el riesgo que tu vida se resbale de tus manos. Yo no quiero que mi vida se resbale, aunque eso es lo que he estado haciendo; pero no más.

Entonces decidí tener fe. Fe en el sentido de tener mucha, pero mucha esperanza en mí, en mi vida y en el mundo. Algo que nunca he tenido realmente. Lo cierto es que nunca me convencieron de esa fe por Dios en el colegio. Tal vez porque esas monjas nunca fueron de confianza. Pero ahora estoy dispuesta a tenerla y lo haré.

Decidí no cuestionarme más. Comprendí que por más preguntas que me haga de porqué el mundo es tan injusto y lleno de basuras de seres humanos, la vida es así, por ahora, y no puedo hacer nada para cambiarlo todo, por ahora. Decidí preocuparme por las cosas sin preocuparme de ellas. Haré todo lo que me he propuesto con paciencia y fe, fe que todo saldra bien ¿saben por qué? Porque uno nunca sabe lo que está por venir; y eso es emocionante. Sólo nos queda tener fe de que todo lo que deseamos y añoramos se haga realidad.

“You can be as mad as a mad dog at the way things went, you can curse the fates, but when it comes to the end, you have to let it go.” No es que tenga arrepentimientos, pero siempre insulto al mundo de porqué dejó que las cosas te tornen así. Y llegó la hora de resignarme y dejar que las cosas sean como son. Como dirían los Beatles: “Let it be”. Tampoco estoy diciendo que me resignare por completo, obvio que no. Siempre intentaré cambiar las cosas para mejor pero mientras tanto las cosas pasan por algo, así que no más cuestionamientos.

Nunca entenderemos la vida para vivir. La vida sólo puede ser entendida mirando atrás y debe ser vivida hacia adelante.

La vida es dulce. Sólo tengan fe.

P.D.: Gracias por escucharme en mis momentos perdidos Enrique Guillén. Mucho tuviste que ver en esto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario