sábado, 21 de agosto de 2010

Vocinglera y sin alma


“El balneario no era ya otra cosa que una prolongación de Lima, con todo si tráfico, su bullicio y su aparato comercial y burocrático. Quienes amaban el sosiego y las flores se mudaron a otros distritos y abandonaron Miraflores a una nueva clase media laboriosa y sin gusto, prolífica y ostentosa, que ignoraba los hábitos antiguos de cortesanía y de paz y que fundó una urbe vocinglera y sin alma, de la cual se sentían ridículamente orgullosos”. – Julio Ramón Ribeyro

Identifiqué mucho este fragmento de un cuento de Ribeyro a mi realidad. Tal vez a la realidad de todo el mundo que vive en urbes. ¿Me gusta? No, claro que no. Siento que la gente en las grandes urbes pierden su sentido de vida; su gusto por sentir y por vivir. Viven tan ocupados por sus hábitos, que viven como en modo ‘automático’; así como en la película Click. Hábitos, hábitos, hábitos y luego PAMP! Y se preguntan ¿cómo rayos pasó el tiempo tan rápido? Y se dan cuenta que hasta meses han podido haber pasado sin que se dieran cuenta. Pero creo que esta vida miserable está disponible una vez que comiences tu trabajo y comiences la vida que todo ser humano vive: trabajar, trabajar, llegar a tu casa y mirar televisión dormir y repetir lo mismo una y otra vez.

Yo no quiero vivir así. Creo que hasta ahora lo estoy logrando porque pienso mucho y, además, me preocupo mucho por vivir mi presente. Cuando piensas mucho en el futuro te das cuenta que cuando recuerdas el pasado no hay nada porque pensaste en ese momento lo que estás viviendo ahora. No sé si me entienden y si lo hacen creo que lo que quiero decir es que, simplemente, vivas el presente.

Hemos perdido tantas cosas en el camino que las nuevas generaciones ni siquiera se enteran de su existencia en algún momento de la historia, como los saludos de cortesía. ¿Qué le pasa al mundo? ¿Por qué en cada tienda que entro me topo solamente con entes malhumorados que parecieran existir en otra dimensión y que sólo han dejado un monstruo en la tierra que los reemplaza? Me gusta el buen trato, me gusta la cortesía y la amabilidad. Una vez escuché que el respeto aumenta el respeto, pero esos entes no te dan ganas de que los respeten sino que les grites y les trates como ellos te tratan a ti. Creo que la clave es no hacer lo que sientes, tal vez sólo tal vez si les regalas una sonrisa te la devuelvan. Tenemos que intentar y así intentar mejorar el mundo.

“Tienes que resignarte con las imperfecciones del mundo” –Antes del amanecer

No fue la frase más importante de la película, pero aún así me llamó mucho la atención. Creo que fue algo que estuve pensando por mucho tiempo sólo que nunca lo ordené en palabras. ¿Resignarme? ¿Es en serio? ¿No estaría en ese momento convirtiéndome en esas figuras que pueblan las urbes? Mediocres y sin sentido de vida. Yo nunca me resignaré; bueno, lo intentaré. Solo tengo 18 años. Pero hasta ahora pienso que toda mi vida será un intento por mejorar las cosas que nos entristecen del mundo.

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