miércoles, 19 de enero de 2011

Inspiración limeña 8: Aquel mágico elemento


“Soy la luz de la ciudad

Tú mi electricidad

Nuestra fuerza brillará

En la eterna inmensidad”

Jesse&Joy (Electricidad)


Fotografia: PLS

Si escuchan la canción se darán cuenta que tiene un sentido sentimental, un sentido muy romántico; pero yo fui un poco más allá, haciendo conexión con algo que me estuvo atormentando la última semana. La verdad es que no tenía idea sobre qué iba a escribir en la siguiente inspiración limeña hasta que me di cuenta, luego de un par de días, que estaba en mi lengua lista para darse a conocer.

Luego de una continua sucesión de eventos en lugares públicos descubrí que las personas no hacen lo que quieren, lo que desean, lo que les gusta, lo que les apasiona, lo que los descuadra, lo que los emociona, lo que los hace enfurecer, lo que los hace gritar, lo que los hace felices; y que de alguna manera todo esto está relacionado con la conexión entre nosotros, los seres humanos, y la creciente individualidad en el mundo.

En aquellos lugares públicos, hubieron personas que tenían el deber de atenderme y lo hicieron pero de la peor de las maneras. No es la primera vez que me pasa y estoy segura que tampoco soy la única persona a la que le ha pasado, a ti también te ha pasado. Entraste con toda la alegría del mundo, pronunciaste Hola con una sonrisa, fuiste directo y preguntaste lo que tenías en duda y su actitud, su expresión, su lenguaje fueron totalmente decepcionantes. Tal vez a ti no te afecte y te de igual; pero a mí no, a mí me importa y por alguna razón siento que algo anda mal.

Entonces ¿Por qué? ¿Por qué no nos tratan con amabilidad, con alegría, con paz? ¿Por qué nos tratan como si fuéramos nadie, si somos personas? ¿Acaso no merecemos una sonrisa que nos de esperanza, entusiasmo y fuerza?

Les diré la verdad. Cada vez que me toca una de esas personas podridas por dentro las mando a la mismísima mierda. Me llegan. No los soporto y quiero que se extingan.

Pero por otro lado, también te encuentras con esas personas que brillas por sí solas y que transmiten una paz increíble. Es súper fácil darse cuenta cuando alguien es feliz y cuando no lo es. Y por aquí voy llegando a donde quiero ir. Mi teoría es que si haces lo que quieres hacer, serás feliz y harás que los demás se sienten bien; y si no, serás infeliz y tu atmosfera será oscura. Así de simple.

Y aquí viene lo complicado. ¿Qué es lo que quieres hacer? ¿A qué quieres dedicar toda tu vida? ¿Qué te ves haciendo en el futuro con la misma pasión del presente? Esto no es orientación vocacional, por si acaso; sólo quiero llegar a un nivel más especial. Mi punto es que a veces lo más difícil en la vida es descubrir lo que en verdad te importa, desnudar lo que tienes en el alma, destapar ese gran motivo de vida, de vida. Si no has entrado en una de estas crisis debes ser un extraterrestre porque estoy segura que todos pasamos por esto. Mi crisis fue horrenda, nunca me había sentido más perdida en mi vida.

No sé qué significa madurar exactamente pero sé que descubrir aquel mágico elemento que te enciende por dentro y te hace poner todo de ti es parte de madurar. No es fácil encontrarlo e incluso no sé si realmente lo he encontrado. Creo que sí pero tal vez no, quién sabe. Hay personas de mi edad que están perdidos, hay personas de 40 años que están perdidos, y aún peor hay personas que mueren perdidos.

Nunca sabremos cual es realmente nuestro cometido en este pequeño gran mundo rodeado de miles de estrellas dentro de un gigantesco universo pero tal vez nuestro único cometido sea encontrar aquel mágico elemento que nos hace felices y así hacer de este mundo un mejor lugar para todos.

Aquel mágico elemento… que es electricidad para nuestras venas… que nos hace las luces de la cuidad y que nuestras fuerza junta brillará en la eterna inmensidad. Tenemos que buscar eso que nos hace sentir algo realmente único e inefable, aquello que hace acelerar nuestro corazón, aquello que nos hace no sólo ser buenos sino los mejores y nos dice no hay imposibles.

Tal vez el camino sea fácil o tal vez difícil; nunca lo sabremos si no comenzamos a caminar por aquel sendero. Tenemos que ser lo suficientemente valientes para lanzarnos y atrevernos a ser felices. Si nos apasiona y lo amamos entonces no habrá problema alguno. Somos humanos, estamos permitidos equivocarnos; si te equivocaste, permítete intentarlo de nuevo, todos te lo agradecerán.

Y si ya estás en camino, gran caminante, sólo te recuerdo lo que dijo Albert Einstein un día:

“Me gustaría hacer algo realmente grandioso y hermoso, pero debo comenzar haciendo las pequeñas cosas como si fueran grandiosas y hermosas”

Cada paso cuenta, caminante. No porque sea uno de un millón signifique que no es importante. Cada paso cuenta, caminante; pisa como si fuera el primero, con la misma pasión, con el mismo amor.

Les escribo pensando en mi aquel mágico elemento

Adiós.

2 comentarios:

  1. caminante ;) .... me encanta. Te queria decir algo hace mucho tiempo, pero siempre te ivas y es que me han invitado a un retiro de silencio de tres días creo q iré.

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  2. YO QUIERO IR. YO VOY A IR. Informame por fb!

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