sábado, 23 de octubre de 2010

Alteración inesperada


Fototrafia de la pelicula "The curious case of Benjamin Button", una de mis favoritas.

Varios acontecimientos durante los dos últimos días me han hecho pensar en el amor. Aunque no sé exactamente por dónde comenzar.

Antes del viernes tenía tan claro que estando sola estoy perfecta. No estoy diciendo que ahora piense que estoy mal estando así sólo que un buen amigo me hizo pensar. Tenía tan en claro que yo sola puedo con todo o por lo menos pensaba que no puedo estar con alguien mientras yo no esté bien. Dije estas exactas palabras: ¿Cómo voy a estar con alguien si algunas veces ni siquiera puedo conmigo? Y luego él dijo algo como: Para eso estas con alguien ¿no? Para que te ayude cuando tú no puedas contigo. Tú no necesitas un hombre, necesitas un campeón; tú misma lo escribiste.

Carajo, tenía razón.

Me dejó pensando. Sé que leerás esto así que lee estas palabras: te odio.

Más tarde del mismo día fui al cine con unos ratones que estudian alemán conmigo. Fuimos a ver “Eat pray love”. ¿Estupenda? Sí, pero mejor es el libro. Liz, la protagonista, huye del amor casi al final de la película porque “el amor la desequilibraba”, ese equilibrio que tanto había buscado lo perdía cuando estaba con él. Fue a hablar con su gurú por última vez y cuando él le pregunta acerca de su nueva novio, ella le dice que habían terminado; entonces el sabio le dice algo así: “Liz, a veces tienes que desequilibrarte un poco por amor para encontrar el equilibrio en tu vida”. Por ahora no diré el sentido de esas palabras y seguiré contando los acontecimientos.

Hoy, sábado, mientras iba a Santa Eulalia iba leyendo el libro del que se basó tal película. Leí un capítulo que tenía un final demasiado bonito a mi parecer:

“Al contemplar el mausoleo, pienso que tal vez mi vida no haya sido tan caótica después de todo. Lo que es caótico es este mundo nuestro, que nos trae cambios totalmente inesperados. El mausoleo parece advertirme que no me aferre a ninguna idea obsoleta sobre quién soy, lo que represento, a quién pertenezco, ni qué papel he podido querer representar alguna vez. El ayer pudo ser glorioso, ciertamente, pero mañana puedo verme convertida en un almacén de fuegos artificiales. Incluso en la Ciudad Eterna, nos dice el silencioso mausoleo, uno ha de estar siempre dispuesto a sufrir alteraciones convulsas, desenfrenadas e interminables.” – Elizabeth Gilbert

Todo me hablaba de este tema. Todo. Hace unos minutos termine de ver una película en HBO un poco tonta pero tuvo un final feliz, él dejó sus miedos de que ella lo dejara y se rindió ante el amor. Otra vez, el mismo tema. Es como si el destino quiso que me de cuenta de esto, obviamente lo hice y por eso estoy escribiendo.

¿De qué me di cuenta? De que tenemos que arriesgarnos. En todo claramente, pero sobretodo en el amor. Me di cuenta que nunca lo he hecho y que hice exactamente lo mismo que el chico de la película hizo: le di la espalda al amor por miedo, por cobardía. Tenía miedo que él se vaya primero así que yo me fui. No fue una buena idea, fue una de las peores. Le di la espalda al amor. Siempre he hecho eso creo. Soy muy cobarde. Me cuesta admitirlo. Digo que estoy bien sola pero la verdad es que tal vez no esté tan bien. Digo que no hay nadie, pero ¿cómo va a haber la posibilidad de que haya alguien si mi corazón está completamente cerrado con cemento y con tablas de madera clavadas incluidas?

¿Cuál es la verdad? La verdad es que me he estado engañando todo este tiempo. Mi escusa de “estoy bien sola” es para justificar el aislamiento de mi corazón por miedo. Miedo de que no funcione. Miedo de que termine mal. Miedo de que rompan mi corazón. Pero ahora pregunto ¿cómo sabré si pasará algo de eso si no lo intento? Y otra vez: tenemos que arriesgarnos, sobre todo en el amor.

Yo escribí acerca de dejarte llevar y fluir. Yo no fluyo en el tema del amor. Yo freno y freno sin pensarlo, otra vez por miedo. Maldito miedo, ándate.

Volviendo a la frase que le dijo el gurú a Liz. El amor obviamente te desequilibra pero como dice Liz en otro capítulo siempre sufriremos alteraciones, alteraciones que serán para mejor. Ese desequilibrio de mi vida por ese momento traerá un equilibrio a toda mi vida. O por lo menos, espero que sea así.

Así que decidí algo. No sé si te conozca ya o aún no aparezcas en mi vida, pero desde ahora en adelante mi corazón se libera para amarte. Se libera para verte diferente. Se libera para arriesgarme y darlo todo. Si lo pierdo todo no importa, lo intenté y eso es lo que vale. Se libera para estar contigo y no intentar evitarlo. Se libera para pensar en ti y no intentar obviarlo. Esta vez no huiré por el miedo. Me quedaré contigo hasta que el destino lo quiera así. Y como dije en otra entrada pasada: sé que te prometeré muchas cosas pero desde ya te prometo que te amaré por siempre.

Addio, amore mio.

P.D.: En verdad no te odio Enrique Guillen, te quiero. Gracias por todo.

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