viernes, 29 de octubre de 2010

Find the joy

En la fotografía: Madre Teresa de Calcuta. Extraordinaria mujer que encontró su felicidad llevando felicidad a los otros.

He tenido que sacrificar algunas cosas para sobrevivir esta semana. Una de ellas: escribir. Sólo cuatro semanas más y me deshago de dos cursos que no quiero volver a ver nunca más.

Aunque no haya escrito en físico, escribía sin papel en mi imaginación. Esta semana volvió un tema del cual he estado muy interesada desde que he tenido memoria: la felicidad. Siempre la misma pregunta: ¿qué es la felicidad? Aún no lo sé, pero ¿quién lo sabe? Es inefable, así de simple. Tal vez la mejor forma de describirla es decir que es como el viento, no la ves pero sientes como recorre tu cuerpo, como recorre tu vida.

Mi apego con las películas es único. Amo las películas que te hacen vivir aunque simplemente estés sentado o echado. Esas que te impresionan y te cambian la vida. Esas que te inspiran y te guían. Una de las mejores películas que he visto y que influyó en mí tanto como influye el viento en la forma de las montañas es “The bucket list” con Jack Nicholson y Morgan Freeman. Fue la película que hizo que cree mi propia lista de “las cosas que tengo que hacer antes de morir”. Fue la película donde escuché las dos preguntas más importantes de una vida:

1. ¿Has encontrado la felicidad en tu vida?

2. ¿Tu vida ha traído felicidad a otros?

Seamos realistas y admitamos que la primera la escuchamos siempre. Siempre. Desde tu abuela hasta una publicidad de detergente. Es más, me atrevería a decir que está tan prostituida que ya casi ha perdido todo su valor, que ya no causa la misma sensación en las personas. Se ha prostituido tanto como un “¿Cómo estás?” que su respuesta, “bien”, es como automática. La primera es casi así, su respuesta automática es casi siempre un vacío “Sí”.

¿Y la segunda? Esa no ¿no? La primera vez que la escuché fue cuando veía la película y me impresionó. Pero de esas impresiones que te marcan, que te hacen perder en el universo de tu mente. Dejé de ver la película, aunque físicamente la estaba viendo, y dije “eso nunca lo había escuchado”. Era verdad, nunca había escuchado esa pregunta. No me la imaginaba venir tampoco.

Sé que las dos tiene el mismo peso y que para sentirte pleno las dos preguntas tienen que tener respuestas afirmativas, pero hasta ahora pienso que la segunda es un poquito más importante ¿Por qué? Porque cuando te concentras únicamente en la primera, te arriesgas a que tu ego crezca y dejas de pensar en los demás. Porque si no le tomas atención a la segunda, arriesgas la muerte de tus sueños cuando estos involucran a los demás. Dejas de ser honesto, dejas de luchar. Tu única lucha es por ti. Y como un buen amigo me dijo: “Créeme, uno se siente mejor ganando dinero cuando haces algo por los demás que cuando fabricas armas.” Es cierto.

No odio la cultura occidental pero lo que si odio es que, por lo menos en Perú, nos haya alejado tanto de nuestras culturas que sentían más las cosas. La cultura occidental fue la que nos trajo esa felicidad embotellada que compras en las tiendas, esa felicidad exterior. Hemos olvidado de lo que se trata realmente: de disfrutar. Estamos tan ocupados y preocupados todo el tiempo en hacer nuestros ‘deberes’ que olvidamos de lo que se trata la vida: de vivirla.

Yo quiero compartir mi felicidad con los demás, es por eso que mis sueños los involucran. Trabajo para ellos. Soy suya. Mientras que ellos estén bien, yo estoy bien. Nos tenemos que entregar al mundo.

No nos concentremos en esa pregunta prostituida y comercial. ¿Es importante? Claro que sí pero no es la única. Estoy segura que cuando tu estas feliz y los de tu alrededor también vas a sentir la verdadera dicha, dicha por vivir y por hacer vivir. Es como cuando comes tu plato favorito y estas rodeado de personas que se mueren por probarlo. Si te lo comes solo eres feliz, pero no a pleno. Si lo comes y lo compartes se creará un ambiente de dicha y esa es la verdadera sensación de felicidad. Lo mismo pasa con el mundo, si el mundo comparte tu felicidad, serás más feliz aún.

Recuerda que el secreto es el equilibrio, encuéntralo.

Mientras tanto, yo seguiré trabajando en ello.

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